La meningitis es una enfermedad contagiosa que cursa con la inflamación de las membranas meníngeas (membranas cerebrales). Entraña gran gravedad y puede evolucionar rápidamente provocando graves consecuencias que dejen secuelas irreversibles y pongan en riesgo la vida. Es una de enfermedad muy temida que quitan el sueño a los padres debido a que puede confundirse, en sus inicios, con otras enfermedades más banales de la infancia y en cuestión de horas puede evolucionar a sépsis meningocócica causando la muerte del niño.

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La meningitis puede tener muchos agentes causales: bacterias, virus y hongos, siendo las meningitis bacterianas las de mayor gravedad. En nuestro entorno los meningococos y los neumococos están detrás de la mayoría de casos de meningitis grave. Todo el mundo puede padecerla, pero es más común y más peligrosa en niños menores de cinco años, y en especial en los menores de dos años, en los que puede tener consecuencias devastadoras. Afecta por igual a ambos sexos, la prevalencia aumenta en aquellos niños que asisten a guarderías, pueden darse brotes en colegios, internados, etc.

¿Cómo se contagia?

La meningitis se transmite normalmente por vía aérea a través de la saliva y las secreciones mucosas que son expulsadas en forma de pequeñas partículas mediante la tos. Muchas personas son portadores naturales de estas bacterias, no manifiestan ningún tipo de sintomatología, sin embargo pueden contagiar a otras personas en las que se desarrolle la enfermedad. Cuando la bacteria llega al nuevo huésped lo normal es que el sistema inmunológico controle la infección e impida que el patógeno llegue a sangre, eliminándolo por completo o bien conteniéndolo en la garganta (nuevo portador). Cuando el sistema inmunitario fracasa la infección se descontrola y el patógeno llega a sangre, multiplicándose con rapidez y con capacidad para diseminarse por todo el organismo. Cuando la infección llega al cerebro es cuando hablamos de meningitis.

¿Cuáles son los signos de alarma?

Por desgracia los síntomas iniciales de la meningitis son muy inespecíficos y podrían confundirse fácilmente con los de otras enfermedades infeccionas frecuentes en los niños como los producidos por enfermedades respiratorias o gastrointestinales. Estos síntomas incluyen fiebre, decaimiento, falta de apetitos, vómitos, irritabilidad, aletargamiento o convulsiones.

Los síntomas tardíos son más específicos y aparecen cuando la enfermedad ya está diseminada por el organismo. Es característica la rigidez de nuca que dificulta el movimiento natural del cuello. En bebés menores de 18 meses cabe la posibilidad de que las fontaleas (espacios entre los huesos de cráneo) estén abultadas hacia arriba consecuencia de un aumento de la presión. Estos dos signos no aparecen en todos los casos así que su ausencia no excluye la presencia de enfermedad.

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Lesiones petequiales

Uno de los signos más graves que pueden aparecer son las petequias, ya que nos indicarían que la enfermedad se está diseminando por el torrente sanguíneo (sépsis meningocócica). Las petequias son pequeñas manchas hemorrágicas en la piel, de tamaño variable, que se producen por microroturas de los capilares cutáneos. No desaparecen al ejercer presión con el dedo, a diferencia de otras lesiones en la piel. En la enfermedad meningocócica además de petequias y fiebre elevada aparecerán otros síntomas que nos avisarían de que estamos ante un cuadro potencialmente grave.

Tratamiento farmacológico

El tratamiento de la meningitis bacteriana es necesariamente hospitalario y consiste en la administración intravenosa de los antibióticos adecuados. Pueden ser necesarias medidas de apoyo como oxígeno y otros fármacos complementarios. Cuando antes comience el tratamiento mayor será la posibilidad de éxito o de que queden menos secuelas en el paciente, por ello ante la sospecha de meningitis es indispensable derivar a un centro hospitalario en el que pueda ser atendido adecuadamente.

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¿Qué podemos hacer para prevenirla?

Prevenir al 100% la meningitis no es posible sin embargo podemos disminuir mucho su incidencia administrando a los niños las pertinentes vacunas. Actualmente existen vacunas para neumococo, meningococo o Haemophilus influenzae que son son principales agentes causales de las meningitis bacterianas. Las vacunas son muy seguras, mucho más que cualquier medicamento, previenen complicaciones y salvan incontables vidas. El movimiento anti-vacunas no tiene ningún fundamento científico y está sustentado sólo en la ignorancia y en las supersticiones. Algunas vacunas están incluidas en el calendario vacunal y son gratuitas, otras son voluntarias por lo que es el paciente el que debe asumir el coste. Si tienes alguna duda sobre si estás al día con tu calendario vacunal o con el de tu hijos no dudes en preguntar a tu farmacéutico o a tu médico.

Roi Cal Seijas

Farmacéutico comunitario

Farmacia Alonso Luengo

Gijón