Los diuréticos son medicamentos que aumentan la cantidad de agua que expulsa el organismo, su usan fundamentalmente para tratar la hipertensión y otras patologías de diversa índole. Junto al agua que eliminan también viajan electrolitos (sodio, potasio, magnesio, cloro etc) que son fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo.
Es habitual, y más en estas fechas, que personas se acerquen a una farmacia buscando uno de estos medicamentos porque «han oído o leído en algún sitio» que son un remedio milagroso para el sobrepeso. Esto obviamente es completamente falso y entraña ciertos riesgos. Su uso como adelgazantes está totalmente injustificado ya que sólo provocan una disminución del volumen y peso corporal por pérdida de agua y no de tejido graso. Su efecto es transitorio, ya que cesará en cuanto interrumpamos su uso.
Usar estos medicamentos sin control médico puede acarrear graves consecuencias para la salud como disminución de los niveles de potasio, arritmias, problemas musculares, déficit de electrolitos, hipotensión y deshidratación entre otros.
Como alternativa existen diuréticos naturales, que tampoco adelgazan pero que tienen menos efectos secundarios, como el diente de león, ortosifón, abedul, etc. Podrían tener utilidad en alguno caso de retención hidrosalina o celulitis. Son más suaves y seguros, de todos modos recomendamos siempre consultar con tu médico o farmacéutico ya que éstos también podrían estar contraindicados en algunas enfermedades o interferir con ciertos medicamentos.

Autor: Roi Cal Seijas. Ldo. en Farmacia